Tocaré el arpa dulcemente
para anidar un poco de optimismo.
Es cierto que no puedo cargar
las tristezas del mundo
ni asumir las pedradas que lanza el enemigo
desde sus madrigueras y disfraces.
Como pecadora siglo XXI
a veces me confundo
y veo candelabros en la inmensa oscuridad
y oscuridad donde existe iluminación divina
por eso hoy trato de domar la bestia
y con ella su peste
para lograr rescatar mi identidad
plantar un árbol
salvar el alma del vacío perpetuo.
No ser armadura, ni montura de nadie
solamente un ser humano
inmensamente espiritual
Que de forma estoica
soporta el escrutinio de los días
y perdona al buitre que zarpa
dejando huellas profundas
incorregibles
que se adhieren a la piel y a la memoria
Sé qué es hora de aprender
del privilegio de los vivos y los muertos.
Comprender serenamente
que en medio del más cruel sendero
existe una paloma con linaje
dispuesta a brindar toda la luz.
Por eso hoy escribo este poema
con el asombro del resucitado
y con la promesa
de aprender a amar
mi mansedumbre.
Aceptar mi pasado, presente y futuro
también a sanar las llagas
...los tropiezos
Lo que fue y no es
Lo que es y no fue.
Y más que todo
rellenar mí cristalina fuente
para darle de beber hasta el último sediento.
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