Acuarelistas pequeños
fauvistas del color,
dueños de las estrellas
de la luna y del sol
quién, si no ellos,
príncipes y princesas
arquitectos,
ingenieros
científicos de guerra,
novatos del amor.
Fundan en lienzo cándido
palacios de cristal,
en arco iris sonrojado
entradas escarchadas,
nácar inmaculado
tejaditos de frambuesa
almíbar de ilusión.
Árboles de chocolates
germinan de sus ríos,
Peces dorados bailan
al son de chacha cha,
Delfines trompetistas,
ranitas bateristas
bailan, brillan
y amanece la risa.
En su aura azul, todo es tan bello
¡Ay, mis niñitos, chiquitines de guerra!
Y ese aquel, que brilla de lejos,
Sombrío, él, mi niño, tan claro
y puro se sabe distinto,
Le late en su sien,
y lo siente el corazón.
-Como un cielo raro, soy-
-Como luna y sol al unísono,
fulgurando en dueto,
Tan raro se ve él.
Me tiemblan perlas en los ojos
sin tocar el suelo,
con las letras empujándose
en la laringe digo:
-Eso no es raro mi niño-
Un cielo, con luna y sol,
no es raro mi niño...
Sólo es un eclipse.
Y siento en sus manos, el rojo bailando
y tan raro se ve él.
Como luna y sol en dueto,
al unísono, en manto silente, de azul profundo.
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