No voy a abrir
las puertas internas
de mi percepción.
Esta noche,
el viento
me ha prestado sus caricias,
me ha prestado sus caricias,
me ha vestido con estrellas escarchadas.
Olas marinas, que me izan,
me engrandecen, en sus ondas,
con sus rizos me engalanan.
Con las yemas de mis dedos,
voy apagando la sed,
confundiendo el dorado de la arena.
Fundo el infinito, con recuerdos,
haciendo magia en las nostalgias,
de una luna pálida,
la triste compañera
de los corazones solitarios.
de los corazones solitarios.
Te venero.
Arrastrada por los vientos,
postrándote ante mis pies,
en el rocío de la noche,
dándome de beber.
Manteniendo encendida,
la llama de la esperanza.
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