Si pudiera atrapar una estrella con las manos
resurgiría la luz en los rincones de la tierra
y con mis dedos siderales
la sembraría a raudales en el alma
de un niño pobre
con ojos de hambre,
de una mujer sufrida
con párpados de abismos,
de un obrero cansado
y pupilas derrotadas.
Esparciría el fulgor cristalino
por cada pedazo de tierra destruida,
aplastando el luto de los aires,
ahogando las balas de la muerte.
aniquilando el dolor de una paloma.
¡Ahh, Qué retorne el verde,
el rojo, la vida!…
Un soplo al corazón
desolado de los santos,
un círculo de luz
que reinvente la esperanza
al enemigo y al discriminado,
al torturado y desaparecido,
al ser anónimo y desesperado,
a aquel guerrero de lo cotidiano.
Me buscarán -lo presiento-
esos puñales perversos del poder.
Y me cortarán las manos,
para que nunca más sangren
las quimeras hostiles
de una estrella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario