Hay heridas de espinas que puedes curar
si sabes perdonar de veras.
Pero hay heridas que no podrás curar
con todo el amor de este mundo.
¡Pues, olvídate de que existen!
¡Quita el cristal de aumento
que pones encima de tus desdichas!
Muévete, grita, llora,
respira profundo y trata de ser feliz!
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